abril 27, 2016
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Esta semana se celebró en el Auditorio ‘Juan Miguel Benedito’ la charla-coloquio “La prevención del cáncer de mama” impartida por el Dr. José Balsalobre, oncólogo del Hospital Virgen de la Arrixaca; la Dra. Verónica Maqueda, radióloga del Hospital Virgen del Castillo; Manuela Medina y Conchi García, técnicos de radiología (TSID) del Hospital Virgen del Castillo; y Mª Carmen Rodríguez, psicooncóloga de AYAC.
Os dejamos unas pinceladas de la charla transcritas por Delfina Marco en el blog de la Concejalía de Política Social del Ayuntamiento de Yecla.
José Balsalobre, oncólogo del Hospital Virgen de la Arrixaca
“En España se diagnostican 200.000 casos nuevos de cáncer al año. Se estima que una de cada cuatro personas padecerá un cáncer antes de cumplir los 75 años. En el caso del cáncer de mama una de cada ocho mujeres lo sufrirá”.
“En la Región de Murcia se diagnostican 600 casos nuevos de cáncer de mama al año. Este tipo de cáncer es el que mejor tasa de supervivencia tiene. Entre otras cosas porque se diagnostica en etapas más precoces, gracias a los programas de prevención y a las técnicas diagnosticas. Y los tratamientos que son cada vez más personalizados”.
“Algunos factores que inciden en el cáncer no son modificables. El cáncer de mama, por ejemplo, afecta más a las mujeres que a los hombres. Las mujeres de raza blanca tienen mayor incidencia que las de raza negra. A mayor edad mayor probabilidad de padecer un tumor. Influye también la herencia genética. Aunque solo el 5-10% de los cánceres son debidos a defectos genéticos hereditarios”.
“Otros factores sí se pueden modificar. Conviene adoptar unos hábitos de vida saludables. Porque el consumo de alcohol, el tabaco, la obesidad, la alteración de las defensas o el contacto con productos como el amianto, alquitrán, arsénico, benceno, cromo y niquel, entre otros, sí favorecen el cáncer”.
“Desde los años 90 el avance de la tecnología ha sido muy importante. Han mejorado mucho las mamografías y ecografías. Ahora contamos con la resonancia magnética nuclear y la mamografía con tomosíntesis”.
“La historia del cáncer de mama ha cambiado también por los nuevos fármacos de los que disponemos, mucho más efectivos. Y por los programas de prevención, el screening”.
“La cirugía que antes resultaba muy mutilante ahora es micro invasiva, lo que mejora mucho la calidad de vida. El tratamiento de quimioterapia también ha cambiado. Antes se utilizaba la misma quimio para todos los tumores, ahora existen muchas variedades. Las terapias son dirigidas para que actúen sobre la célula tumoral, no sobre la sana. La toxicidad de la radioterapia ahora es mínima. Y la inmunoterapia, estimular las defensas naturales del cuerpo, y la terapia hormonal, que evitan que el tumor crezca ya son una realidad. Los tratamientos están muy personalizados”.
“Screening quiere decir prevención. El programa de screening establecido en la Región de Murcia se inicia cuando la mujer tiene 50 años. A partir de esa edad se realizan mamografías cada dos años. Se ha establecido esa edad porque por debajo de la misma la incidencia es muy baja, y a partir de los 65 años se mantiene”.
“Toda mujer debería realizarse una citología vaginal una vez al año desde la adolescencia”.
Verónica Maqueda, radiológa del Hospital Virgen del Castillo
“No podemos evitar lo que nos pueda llegar a suceder pero sí debemos estar vigilantes. La prevención es una labor conjunta entre médico y atención primaria, enfermería y el paciente”.
“La estrategia médica persigue diagnosticar la enfermedad antes de que presente síntomas, con la intención de tratarla antes de que se extienda. Por ello son tan importantes los programas de cribado o screening en el grupo de población de mayor riesgo, a partir de los 50 años”.
“En algunas regiones las mamografías cada dos años se inician a los 45 y se mantienen pasados los 70 años. Pero no está claro que los beneficios sean superiores por adelantar la edad. En torno a los 45 años se han descrito muchos falsos positivos, y biopsias innecesarias. Creo que en la Región de Murcia estamos en un rango razonable. Tampoco digo no a tender a ir restando y empezar a los 48 en vez de a los 50 años”.
“El 77% de los cánceres de mama se detectan de 50 a 74 años. La mortalidad se ha reducido en un 30%”.
“De los 30 a los 40 años sin síntomas ni causa que lo justifique no está indicada la mamografía. Porque la glándula mamaria es más densa y disminuye la sensibilidad para la detección del cáncer de mama. Aumentan los resultados dudosos que generan ansiedad en la paciente, y se dispara el gasto sanitario. La incidencia del cáncer de mama por debajo de los 40 años es aproximadamente del 13%”.
“De los 40 a los 50 años no se habla de screening. Están indicadas las mamografías solo si hay dolor persistente, inflamación, cambios y alteraciones, o antecedentes de lesión mamaria no maligna que conviene controlar. Los pacientes con mayor riesgo tienen su propio seguimiento”.
“La sensibilidad para detectar lesiones con la mamografía se encuentra entre el 85% y el 95%”.
“Una ecografía mamaria no sustituye a la mamografía pero la complementa. Puede diferenciar lesiones quísticas de otras sólidas. Se obtiene mediante ultrasonidos por tanto no requiere radiación. No se conocen efectos perjudiciales para la salud. Y se puede usar en niños, jóvenes y embarazadas”.
“La Resonancia Nuclear Magnética, RNM, no utiliza radiación ni ultrasonido sino imanes”.
Manuela Medina, técnico de radiología (TSID) del Hospital Virgen del Castillo
“Cuando hay que realizarse una mamografía hay que ir aseado, pero no se debe aplicar desodorante ni cremas. Es recomendable no hacerla en el periodo pre menstrual porque la mama está más sensible. Se puede realizar una mamografía llevando prótesis. No se dañan”.
“La mamografía puede resultar molesta pero no es dolorosa. La paciente debe de colaborar, acudir sin miedo relajada. Dura solo unos segundos. Es necesario comprimir la mama para reducir la radiación dispersa y aumentar la nitidez de la imagen. El mamógrafo comprime lo preciso en cada caso. No daña el pecho ni lo deforma. No se necesita protección para el cuello, para el tiroides, porque no hay radiación dispersa”.
Conchi García, técnico de radiología (TSID) del Hospital Virgen del Castillo
“Es muy importante realizarse una autoexploración, hay que tomarlo como rutina. Si se tiene la regla una vez al mes, siempre después de la menstruación. Si se es menopáusica se fija un día al mes”.
“Primero hay que observarse delante de un espejo. Se elevan los brazos, colocándolos en jarra, a la altura de los hombros, girándose. Hay que fijarse en si se encuentra algo extraño, diferente. Un cambio de volumen, de tamaño, una rojez, una retracción. Después se realiza una autopalpación tumbada boca arriba sobre la cama. Se coloca un brazo detrás de la cabeza y con el contrario, con los tres dedos centrales, se palpa en círculos, en zigzag, presionando un poco sobre la mama y la axila. Después se presiona un poco el pezón para observar si sale líquido”.
Mª Carmen Rodríguez, psicooncóloga de AYAC
“Algunas mujeres piensan: para qué me voy a hacer la prueba. Sienten miedo al posible dolor y a los resultados. Hay mujeres que por dejadez ni siquiera se autoexploran. El término cáncer va unido al miedo. Y el miedo nos paraliza, evita que avancemos. Hay que saber identificar y validad ese miedo”.
“El miedo se vence pensando en lo beneficioso que resulta la detección precoz. Os invito a un ejercicio de responsabilidad. A tomar el control de vuestra salud. Hay personas que dicen: si tengo algo prefiero no saberlo. Yo les preguntaría, a qué les conduce eso. Si tienen algo no va a desaparecer por no hacerse una prueba. Tampoco puede uno ponerse en lo peor ante el más mínimo indicio. Si deciden leer o buscar por internet, hay que informarse en sitios fiables, fidedignos”.
“Afrontar la espera de los resultados de una mamografía, de una biopsia u otras pruebas genera incertidumbre, mucho temor y preocupación. Es un tiempo difícil de gestionar. Se produce un bloqueo emocional y estrés. Se pone uno siempre en lo peor. Si somos capaces de normalizarlo y entender que nuestra reacción es normal, sentiremos menos angustia e inquietud. La medicina requiere un tiempo para unos resultados, pero ese tiempo pasa muy lento para el paciente. Yo pediría al sistema que los protocolos sean cada vez más cortos para evitar ese sufrimiento”.
“El tiempo de espera nos sirve, tiene una misión, nos prepara ante resultados no deseados. Hay que ser realistas, sufrir lo que toca, no ir más allá. Hay que verbalizar la preocupación. La palabra tiene mucho poder. Hay que pedir la ayuda que necesitemos. Mostrar proximidad, apoyo, acompañar pero sin agobiar. Tener paciencia, permitir momentos de bajón, de tristeza, enfado, ausencia. No hay que decir no te preocupes, no será nada. Cuando no se sabe qué decir es mejor no decir nada. Hay que preguntar, no actuar pensando en lo que el otro puede necesitar”.
“No hay que convertir las pruebas, los resultados en el centro de la vida. No conviene leer en internet, ni compararse con otros porque somos únicos. Tampoco leer los resultados por nuestra cuenta, es mejor esperar que el médico nos los explique. Durante el tiempo de espera hay que practicar lo que a uno le ayude a bajar el estrés. Ejercicio físico, aficiones. Distraerse y mantener la mente ocupada. Y buscar aliados, personas que han pasado por eso”.